Un Techo para Chile… ¿beneficencia? ¡Hummmm!


Con toda esa cantidad de dinero que maneja esta entidad privada, ¿por qué no se hacen viviendas definitivas con severo control del gobierno?

Por Martín Huerta

Yo no confío en las entidades que dicen ser de beneficencia: Teletón, Hogar de Cristo, Un Techo para Chile... Pero sí, y plenamente en la Cruz Roja, a la que ni se considera. Quiero referirme a las EGIS, o entidades de gestión inmobiliaria social, entre ellas a la más conocida: Un Techo para Chile.


Las EGIS son empresas con fines de lucro que regidas por un contrato con el Ministerio de la Vivienda y Urbanismo (Minvu) permite que las familias más pobres (vulnerables) obtengan el subsidio estatal que junto con el ahorro familiar facilita la compra de una vivienda social. El Serviu destina los recursos de pago a las EGIS. O sea, es un programa social pagado por el Estado junto con el esfuerzo de cada familia con sus ahorros. ¿Estamos?

Existen varias EGIS, casi todas desconocidas, porque Un Techo para Chile que es una de ellas, se convirtió en una fundación ¿benéfica? y que, extrañamente, en una supuesta competencia desleal, obtiene la gran mayoría de las propuestas gubernamentales, tanto del gobierno de Michelle Bachelet, cuanto del actual. La Concertación, al final de su mandato, le entregó mil 300 millones extra en una especie de tsunami final en las arcas fiscales. ¿Quién controlará eso? ¿Y los dineros que la Teletón le entregó y que ascienden a quince mil millones?

Dicen que los técnicos del Serviu tienen serios reparos con esta empresa, porque los aportes de personas y entidades son considerables, pensando que es filantropía cristiana. Y -se dice- para que todo parezca intachable, han puesto a un cura como gerente y capellán. O algo así. Creo que si hacen algo de beneficencia, es “con la mano del gato”.

¿Cómo? Claro, hacen colectas, rifas, piden colaboraciones mensuales a sus miles de socios para ir en ayuda de los pobres y resulta que las mediaguas y casitas de madera sin forrar son -como dije- pagadas por el Estado con el dinero que nos pertenece a todos quienes andamos tiritones con terremotos, maremotos y réplicas. Además, para ahorrar un poquito más han adoptado la malsana costumbre de hacer trabajar a muchachitos en forma de voluntariado, esa fea práctica que impulsó el gobierno de Pinochet.

¿Y por qué estoy en desacuerdo con el voluntariado? Porque si fuera beneficencia… ¡Santo y bueno!, pero algo me dice que estamos frente a una gran empresa que no hace caridad tal como lo hizo Sor Teresa de Calcuta, donde jóvenes inexpertos y bienintencionados trabajan gratis. ¿Y por qué no contratan a jefes de hogar cesantes del sur devastado y así se absorbe cesantía?

Eso sería lo cristiano.

Con toda esa cantidad de dinero que maneja esta entidad privada, ¿por qué no se hacen viviendas definitivas con severo control del gobierno? No sea cosa que por falta de fiscalización gubernamental fracasen sus programas y se llegue a los mismos yerros del pasado reciente, con los puentes y carreteras desmoronadas y edificios que se desmayan al primer remezón.

Tomado de: LaNacion.cl

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