El año 2006, fue un año que estuvo marcado por la lucha de los estudiantes secundarios, quienes a través de movilizaciones y organización lograron parar un movimiento que desestabilizó el endeble gobierno de la concertación. Una de las principales banderas de lucha de los “pingüinos” era la derogación de la ley orgánica constitucional de enseñanza (LOCE), ley que es parte del legado que dejó la dictadura, y piedra angular de la crisis que está teniendo la educación en general. Esta ley, en su principal artículo, determina la libertad de enseñanza por sobre el derecho a la educación, dejando así en las manos del mercado capitalista, el manejo de la educación Chilena.
El escenario actual nos muestra una supuesta alternativa a la LOCE, que se presenta como la ley general de la educación. Este proyecto de ley, que fue el producto de la revolución de pingüina, se supone que constituye un cambio en la educación chilena. Sin embargo, basta leerla para darse cuenta que una vez más el gobierno nos quiere engañar. Este proyecto no deroga la LOCE, y solo se configura como una ley general que regula la institucionalidad de la educación. Este proyecto establece en sus premisas que el objetivo es “equilibrar el derecho a la educación con la libertad de enseñanza y asegurar el derecho a una educación de calidad”, por lo que la educación no deja de estar en manos del mercado. Los aspectos que más se han discutido acerca del proyecto son; la gratuidad desde el primer nivel de transición, de la educación parvularia básica y media, además hasta octavo básico, los colegios subvencionados y públicos no podrán seleccionar a sus estudiantes, y el fin del lucro en los colegios privados subvencionados por el estado. Con respecto a esto último, el proyecto señala que ya no se podrá lucrar con la educación y, por lo tanto, los privados deberán constituirse como fundaciones u organismos sin fines de lucro. Sin embargo, esto no significa que ya no se pueda lucrar, porque recordemos que las universidades se rigen bajo esta premisa “no lucrativa”, y a pesar de este fundamento, los empresarios dueños de las universidades han lucrado con éstas, a través de vacíos legales, holdings, de empresas fantasmas, etc. Tampoco se acaba con la municipalización de la enseñanza, de hecho el papel del estado, no queda claro, ya que se ve como un ente regulador y fiscalizador, pero no existe un compromiso real con llevar a cabo una educación que sea equitativa y accesible.
Es lamentable como el gobierno, apadrinado por el empresariado dueño de este país, aplacan un movimiento estudiantil que aspiraba a cambios estructurales en la educación, a través de una ley que solo engaña y que no representa ningún cambio sustancial, al contrario este proyecto de ley asegura la libertad de enseñanza, pero ahora la libertad estará regularizada por estándares de calidad que no significan nada.
Es por esta razón que los estudiantes deben saber lo que se quiere hacer con la educación y como el estado se lava las manos, con un aspecto fundamental para los seres humanos, que es precisamente el derecho a educarse y la adquisición de conocimiento como herramienta emancipadora. El objetivo debe ser la movilización y organización en pro de un movimiento estudiantil, que sea capaz de terminar definitivamente con el actual sistema de educación, que es excluyente y adormecedor de las masas, un sistema configurado para perpetuar ideológicamente el capitalismo. Asimismo, se insta no solo a los estudiantes, sino también a los trabajadores y trabajadoras de nuestro país, a los pobladores, a los marginados y excluídos, a construir juntos un movimiento que derribe el actual sistema político, económico e ideológico que nos mantiene oprimidos y adormecidos.
El escenario actual nos muestra una supuesta alternativa a la LOCE, que se presenta como la ley general de la educación. Este proyecto de ley, que fue el producto de la revolución de pingüina, se supone que constituye un cambio en la educación chilena. Sin embargo, basta leerla para darse cuenta que una vez más el gobierno nos quiere engañar. Este proyecto no deroga la LOCE, y solo se configura como una ley general que regula la institucionalidad de la educación. Este proyecto establece en sus premisas que el objetivo es “equilibrar el derecho a la educación con la libertad de enseñanza y asegurar el derecho a una educación de calidad”, por lo que la educación no deja de estar en manos del mercado. Los aspectos que más se han discutido acerca del proyecto son; la gratuidad desde el primer nivel de transición, de la educación parvularia básica y media, además hasta octavo básico, los colegios subvencionados y públicos no podrán seleccionar a sus estudiantes, y el fin del lucro en los colegios privados subvencionados por el estado. Con respecto a esto último, el proyecto señala que ya no se podrá lucrar con la educación y, por lo tanto, los privados deberán constituirse como fundaciones u organismos sin fines de lucro. Sin embargo, esto no significa que ya no se pueda lucrar, porque recordemos que las universidades se rigen bajo esta premisa “no lucrativa”, y a pesar de este fundamento, los empresarios dueños de las universidades han lucrado con éstas, a través de vacíos legales, holdings, de empresas fantasmas, etc. Tampoco se acaba con la municipalización de la enseñanza, de hecho el papel del estado, no queda claro, ya que se ve como un ente regulador y fiscalizador, pero no existe un compromiso real con llevar a cabo una educación que sea equitativa y accesible.
Es lamentable como el gobierno, apadrinado por el empresariado dueño de este país, aplacan un movimiento estudiantil que aspiraba a cambios estructurales en la educación, a través de una ley que solo engaña y que no representa ningún cambio sustancial, al contrario este proyecto de ley asegura la libertad de enseñanza, pero ahora la libertad estará regularizada por estándares de calidad que no significan nada.
Es por esta razón que los estudiantes deben saber lo que se quiere hacer con la educación y como el estado se lava las manos, con un aspecto fundamental para los seres humanos, que es precisamente el derecho a educarse y la adquisición de conocimiento como herramienta emancipadora. El objetivo debe ser la movilización y organización en pro de un movimiento estudiantil, que sea capaz de terminar definitivamente con el actual sistema de educación, que es excluyente y adormecedor de las masas, un sistema configurado para perpetuar ideológicamente el capitalismo. Asimismo, se insta no solo a los estudiantes, sino también a los trabajadores y trabajadoras de nuestro país, a los pobladores, a los marginados y excluídos, a construir juntos un movimiento que derribe el actual sistema político, económico e ideológico que nos mantiene oprimidos y adormecidos.
1 Comentarios:
muy weno el articulo. En todo caso los pinguinos cachan pa donde va la micro, y sino nos vemos en la lleka de nuevo.
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